Blog Més Enllà

Puigcerdá, la capital de la Cerdaña, es un lugar muy bonito y tranquilo, con sitios de interés como pueden ser el lago de Puigcerdá, el Campanario, la iglesia de Sant Tomàs de Ventajola, el Museo Cerdà, el Convento de Sant Domènec (actualmente sede de la Biblioteca Comtat de Cerdanya y del Casal d’Avis Sant Domènec de Puigcerdà). Los domingos se puede pasear por el centro del pueblo y aprovechar para hacer algunas compras en alguno de los puestos del mercado dominical.

Pero Puigcerdá también es un punto de partida ideal si se quiere visitar el sureste de Francia, concretamente la región de Languedoc-Rosellón. A pocos kilómetros se encuentra Llivia, y siguiendo la carretera en dirección Este se llega en poco tiempo a Mont-Louis y más allá a Vilafranca de Conflent. Es una ruta donde se pueden hacer paradas en lugares de gran atractivo paisajístico y monumental.

Este recorrido se puede hacer fácilmente en autocaravana, pasando por unos lugares de una gran belleza y disfrutando de paisajes sorprendentes, como pueden ser los lagos de les Bulloses (Lac des Bouillouses), las gargantas de la Carança…

Para los más pequeños (y también para los mayores) una visita muy recomendable es el Parc Animalier de Les Angles.

Viajando en autocaravana se puede pasar la noche por los alrededores del lago de Puigcerdá, o en un parking que se encuentra unas calles más abajo, quedando muy cerca del centro. También se puede estacionar en un parking que hay pasado el puente del tren, cerca de una rotonda.

Si no se quiere pernoctar en Puigcerdá se puede optar por hacerlo en Bourg-Madame (La Guingueta d’Ix), o incluso en Llivia, pues todo queda muy cercano.

Nosotros, con nuestra autocaravana, optamos por aparcar en el parking que queda cerca del centro, y disfrutar de un paseo por el lago al atardecer mientras comíamos unas castañas que compramos en una parada ambulante.

El fresco de noviembre ya se notaba a esas horas de la tarde, y mientras los cisnes acababan de hacer sus últimas vueltas por el estanque antes de que desapareciera el último rayo de luz, nosotros decidimos ir a comer algo por las calles del centro del pueblo, antes de retirarnos a pasar los últimos momentos del día en nuestra casa ambulante.